AL CONOCIMIENTO DE SÍ PROPIO
Su pobre origen olvidó este río
y en anchos vados espumoso espanta
al que, armado de robles, se levanta,
valiente monte a contrastar su brío.

Pasa con inconstante señorío,
en sus ondas ufano, y adelanta
al ancho mar la irrevocable planta
en donde ahoga el nombre y pierde el brío.

¡Oh tres y cuatro veces desdichada
miseria humana, que soberbia puedes
disimularte en sombra lisonjera!

Hombre, hijo de la tierra y de la nada,
¿cómo, yendo a la muerte, te concedes
olvido vil de tu nación primera?