A LA VIDA
Huye el tiempo veloz: La yerta mano
de la severa edad en nuestra frente
graba profundas huellas inclemente,
y el oscuro cabello vuelve cano.
¡Desdichada existencia! Triste y vano
afán de ser feliz el alma siente,
y ¡ay! la felicidad es solamente,
bello ideal de pensamiento humano.
De una en otra esperanza ansioso vuela
el mísero mortal desde la cuna;
en la vejez aguarda todavía:
y en pos de más allá que inquieto anhela,
sin encontrar jamás tregua ninguna,
le sorprende feroz la muerte impía.