DESPEDIDA
Cuando nos encontramos para despedirnos, de mañanita,
ya tremolaban las banderas en el patio del alcázar;
eran acercados los corceles, redoblaban los atabales:
eran las señales de partida.
Lloramos sangre, hasta que nuestros ojos eran como heridas
al fluir aquel líquido rojo.
Y esperábamos volver a vernos a los tres días..
. ¿Qué habría sucedido si hubiesen sido más?