MARÍA VICTORIA ATENCIA
María Victoria Atencia , Poetas Andaluces en www.poetasandaluces.com

BIOGRAFÍA

"Ya de niña tenía un dejo de azucena que piensa"
( Manuel Alcántara)


MARÍA VICTORIA ATENCIA GARCÍA nació en Málaga el 28 de noviembre de 1931, en el nº 1 de la Calle del Ángel. Desde su casa de los Montes, donde la ciudad comenzaba a adentrarse en el campo, bajaba diariamente al Colegio de la Asunción ("Santa Clara"), para comenzar unos estudios que luego proseguirá en el Colegio de la Sagrada Familia.

En los años de la difícil posguerra y en una Málaga sin universidad, no se llevaba que las mujeres pretendiesen cualquier titulación superior a una "cultura general", así que Mría Victoria cuando deja el colegio, cursa cuatro años de piano y armonía en el Conservatorio Superior de Música. Del Colegio del Monte le quedará su gusto por la pintura, que caracterizará luego su poesía, y su sentido del color y de la composición y una serena y reflexionada formación religiosa a la que se ha acogido siempre.

A los diecinueve años conoce a Rafael León con quien se casa cinco años más tarde. Rafael, siempre su perseverante y cuidadoso editor, le sugiere que se entregue de lleno a la poesía. De su matrimonio le nacen cuatro hijos, Rafael, Victoria, Álvaro y Eugenia.

Inicialmente María Victoria se da, como por juego, a unos borradores que repiten el aire de lo popular y más tarde, quizás por influencia de la poesía arabigoandaluza en las traducciones en prosa de Emilio García Gómez, o del Rabindranath Tagore traducido por Zenobia Camprubí, va escribiendo unos apuntes para un posterior desarrollo, pero que un día de 1953 Rafael se lleva a la imprenta y le devuelve en el cuaderno “Tierra mojada”.

La poesía de María Victoria comienza propiamente con un soneto, "Sazón". Por el mismo tiempo va escribiendo otros poemas, libres ya de ese rigor de metro y rima y en los que el endecasílabo se alterna con el alejandrino y el verso libre. Con esos poemas, y con los cuatro sonetos, se configura Arte y parte, que ve la luz en "Adonais" (1961).

En 1971 obtiene el título de piloto de aviación (ejercicio al que renunciará tras el sucesivo fallecimiento de sus padres por diversas causas pero en un corto espacio de tiempo), aunque sin abandonar su pasión por la alturas, que queda reflejada en su obra.

Por 1973 entrará María Victoria en un periodo de silencio que ni la crítica ni ella han justificado suficientemente: se ha dicho que el desconcierto por la pérdida de sus padres, con lo que la muerte deja de verse como un asunto remoto, pero probablemente ello se limitó a apartarla del ejercicio de volar; el rechazo (general entre los poetas andaluces) a la "poesía social" que entonces cunde; un mayor quehacer doméstico.

El silencio cesa al fin cuando la autora temió una rotura en su orden doméstico cotidiano. Tenía algo que decir, y ya por entonces había intentado expresar su dolor por la muerte en accidente de un piloto de su escuela de vuelo. Tenía, pues, también, un modo de decirlo: su poesía. Surge así “Marta & María”, y surge la nueva María Victoria que escribe hasta nuestros días libros como “Los sueños” (1976), “ El mundo de M.V.,” (1978) “Eclesiastés. El coleccionista” (1979), “De la llama en que arde” (1988),” La señal” (1990), “La intrusa” (1992), “Los niños” (2000) o “ El hueco” en el año 2003.

Atencia ha obtenido numerosas distinciones entre las que se destacan: «Premio Andalucía de la Crítica 1998», «Premio Nacional de la Crítica 1998», «Premio Luis de Góngora de la Letras Andaluzas», «Medalla de Oro de la Provincia de Málaga» e «Hija predilecta de Andalucía». También es Académica numeraria de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, de Málaga; académica correspondiente de las Reales Academias de Cádiz, Córdoba, Sevilla y San Fernandoasí como de la "Honorary Associate of The Hispanic Society of America" de Nueva York.

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"Siempre recuerdo aquellas espumas blancas de las que parecía ella surgir en el primer día de nuestro conocimiento. Una adolescente delicada pero irradiante que parecía sonreír desde un futuro prometido. [...] Es que algo se le anunciaba: el nacimiento de un resplandor y de una oscuridad, al mismo tiempo, entre los que ella encerraría y revelaría la significación de la vida, con una palabra inconfundible".

(Vicente Aleixandre)