ODA A LA LUNA
La luna luce entre el verde.
El monte se hace pañuelo,
y en lo lejano se enciende
luz que desprende recelo.
Se acerca lento el arroyo,
-hielo liquido que brilla-
y oculta la noche escollo
de las frondas, en la orilla.
-Madre,
hay una vieja señora
que siempre me está mirando.
Tiene un redondo semblante
completamente empolvado.
-Esa es la luna, hijo mío.
No temas, que no hace daño,
mira solo por mirar
y entona callados cantos,
si tu te duermes, mi bien,
oirás lo que está cantando.
Canta historias del mañana
con gentes que ya han marchado.
Gentes que un día partieron
a buscar, el otro lado.
Se cierne, noche en la noche.
Luceros pisan el prado.
Y un silencioso reproche
cae al suelo desmayado.
Y en este paisaje oscuro,
con horizontes inciertos,
duerme un mochuelo, seguro,
con los ojitos abiertos.