LA TRISTEZA DEL LIRIO
Lleva la rosa en su tallo,
espinas, como vestido,
y yo, por tu amor me cubro
tan solo con mis suspiros.
Ay mi bien,
qué dulce ¡Y qué triste
el lirio!
Desde la más pura fuente
traigo las más claras aguas,
para humedecer tus labios
y refrescarte la cara.
Ay mi bien,
qué dulce ¡Y qué triste
el lirio!
Qué clavel o clavellina
dio su color encarnado
a tu boca cantarina
donde yo vivo atrapado.
Ay mi bien,
qué dulce ¡Y qué triste
el lirio!
Azotó el viento a una rosa
que desnuda la dejó,
y Dios, a bagar errante
por ello lo condenó.
Ay mi bien,
qué dulce ¡ Pero, qué triste
el lirio!