ROSA METÁLICA
En sus aparatosas investigaciones, los jardineros de Alejandría llegaron a crear un rosal magnético para
aliviar con sus flores las indecisiones de los navegantes. En su cultivo tenía especial protagonismo el
mercurio, y en su elaboración el orden de las estrellas. A su utilidad, la belleza de estas rosas añadía el
enigma del espejo, pues no eran otra cosa sus pétalos, que distorsionaban curiosamente las imágenes a ellos sometidas.
Planta plural y generosa la llamó Plotino, quizás maravillado ante sus espinas, de las que, sin ningún trabajo, se obtenían dagas famosas por lo certero de sus puñaladas.