MI DESPEDIDA
Gitana, quiero morirme
sobre una cama muy blanca,
entre tus brazos de trigo,
junto a tus labios de grana.
Y vendrá, sin anunciarse,
la luna a robarme el alma,
vestida de marinero
sobre una barca de plata.
Pero mi cuerpo, gitana,
quedará sobre esa cama.
Tu aliento será mi aliento,
y tu cuerpo mi mortaja.
Y en esa noche tan dulce
de mi travesía larga,
habrá un adulfe que cante
en la quietud de la plaza.
Entre la sombra nocturna
mi vida será llevada,
en un alarde ligero
desde la plaza, a la playa.
Y estarán Venus y Apolo
en la concha nacarada,
desnudos y enamorados
mientras que el Céfiro canta.