Se mancillan las luces al mezclarse
la noche con el alba arrebolada,
y el globos de los sueños al abrirse
inunda de recuerdos mi almohada.

Vivencias de un pasado, que así, duermen
como objetos de un almacén de empeños.
Como barcas sin brazos que las remen
entre viejos olivos extremeño.

Y entre la fantasía y la vivencia,
gozamos ilusiones y placeres
que brotan en la flor de la inocencia,
viajando con tu aliento cuando mueres.

Me contó mi almohada,
que no es momento
de vivir en la tierra
soñando el cielo.

Que hay sangre derramada
sobre arroyos sedientos.
Hay lagrima callada.
Hay sollozos abiertos,
y un dolorido bosque
con pájaros de acero
en páramos inertes
barridos por el fuego.

Y un alba falsa y cruel
me llamó riendo
queriéndome mostrar
un mundo nuevo.
De esperanzas ficticias.
Fanáticos sin freno.
Papel de chocolate
que tapa un viejo cielo,
creando una tramoya
de proyecto superfluo
donde débiles mentes
ven un arroyo excelso.
¡Que no vuelva la aurora
de mentira y
de cuento!

Y si un día volviera,
sea un día sincero
con su luz cegadora
y su corazón nuevo.

¡Puesto a soñar…Dejadme
soñar con algo bueno!