ACUARELA BUCÓLICA
He querido subir a la colina.
He querido admirar los encinares.
He querido fundirme en la neblina
y con ella, lavarme los pesares.
El camino es fangoso. El campo verde.
El frío que a los huesos se desliza,
y el confín que a los cien metros se pierde
de una tarde poética y plomiza.
Pero es bella la estampa en gris pastel.
Los rebaños que pacen entre encinas
son, la flota de barcos de papel
en el mar donde pastan las ovinas.
¡Me sentí tan pequeño allí en lo inmenso!
Comprendí lo banal de mi ambición,
y al verme así, tan menudo e indefenso,
he aceptado mi humilde condición.