MI MENTE LIMPIA
Ya se murió el decrépito crepúsculo.
La algarabía de los niños, duerme.
Llora el reloj su tiempo,
y mi mente, me invita a que recuerde.
Mas yo, no quiero recordar lo muerto.
Las hojas de mi rosa
no habrán de volver a su antiguo tallo.
Lo muerto, muerto está,
y jamás volverá lo ya pasado.
Amistades que fueron.
Abrazos que se olvidan,
son féretros vacíos, ya sin muertos,
que en mi pecho su espacio ya no encuentran
Aquellos que me hirieron.
¡Que descansen ya, plácidos!
En la superficie del mundo yacen
los limos reposados,
cubriendo a las personas
que sin tacto, mis sueños arrollaron.
Y yo, ahora, en mis horas más tranquilas
¿Tendré que recordarlos?
¡Que descansen ya plácidos!
Y el reloj, machacando los minutos,
-lento y acompasado-
me sigue recordando lo perenne
girando en el espacio.
Germinar en un vientre.
Yacer en Campo Santo.
Aquellos que me hirieron,
¡Que descansen ya, plácidos!