MI CORAZÓN
Mi corazón que perdido se encontraba
entre las frondas oscuras de un mal sueño,
junto al remanso, dormido reposaba,
a la espera de la vuelta de su dueño.
Y yo al verlo así, lo desperté increpando:
-¿Qué estás haciendo, vago ahí, así dormido?
Y el respondió triste su mirada alzando:
-Lo que un día tuve que ser, ya lo he sido.
No llamemos a las puertas de la vida
cuando la vida sus puertas ya ha cerrado.
No es el momento para una despedida
cuando la diligencia, ya se ha marchado.