¡Caballo mío, llévame en un vuelo a la pradera que da risa al río, donde baila y resuena el amor mío! *** Soy un violín desconcertado y mudo y quiero arrinconarme, y yo mismo me eludo porque tengo pavor a emocionarme. *** Clavada en la arenisca, sella el crustáceo muerto escarapela y la carne es arisca sílice gis, que hiela. *** En el oblicuo ramo de la ausencia, tu camino de estampas, epítetos de clara equivalencia bajaban por el borde de sus rampas. Y aunque el tímido amante del soslayo del cuerpo desdoblado descartó las estrellas del instante en un mar sin espumas, despumado, cada atril soportaba los esquifes de corcheas tripuladas por negros matarifes de cabezas por ti electrocutadas. ***