EVOCACION DE LA DICHA PERDIDA

En el valle florido parecía
la blancura de nieve de la aldea
un plumaje de cándidas palomas.
¡Oh los días de fiesta, por la tarde!
Pasaban por las calles las muchachas
coronados de flores sus cabellos
y llevando en sus ojos luminosos
el corazón radiante de ventura.
Bajo el beso del sol, en primavera,
los ancianos humildes recordaban
el vigor de sus años juveniles,
y mirando las fértiles campiñas
pensaban en los báquicos lagares
cuando en el suelo vierten sus topacios
los racimos maduros de las vides.
El Angelus rasgaba el rojo cielo;
al són de las campanas vesperales
los hombres regresaban del trabajo
buscando calma en el hogar tranquilo,
y erraba por el aire el eco alegre
de una dulce canción, donde latía
el corazón ingenuo de la infancia.