VIDA O MUERTE
Cuando recojas mi cuerpo, muerto,
entre tus brazos; no llores, alégrate, otro vendrá.
Conviérteme en polvo y arroja mis cenizas,
en almendros, en calles, plazas y mares,
de nuestras aldeas y pueblos.
Te esperaré hasta que llegues viva, muerta,
sola o acompañada.
Y te recibiré llorando.