DOS HERMANAS
Las carnes de sus labios,
laten sangrando arena de la playa.

Y los cuerpos de sus vientres,
abren las puertas a olas de tinieblas.

Una espada de oro, voló sobre ellas,
bañándolas con cemento, arena y grava.

Antes eran mis hermanas;
hoy, dos hermanastras,
que permanecen en las grutas,
de una ciudad portuaria.

Mis hermanas eran rocas,
sin voz, ni techo, ni sombra.

Llano amarillo...--el rico seno del mar--,
las escondió en sus brazos.