Fue después de San Juan: el Sueño de una noche madrileña tan estival que el aire parecía quebrarse por el placer de ser la Fruta Seductora. Al fondo de la calle, el saxo, impertinente, removía los grumos del fracaso, la desazón, el nudo en el futuro y el ayer tan inútil como un miembro amputado. Mas la traición del cuerpo y el desvelo, la ironía del pubis rompiendo su triángulo, las ingles que musitan: Carpe noctem y hacen manar el filtro venenoso para los labios lentos que comparten el noble simulacro de la muerte. -Carpe noctem, amor. Pero los astros eran (antes no lo supimos) fosforescencias sobre los armarios. De "Problemas de doblaje" 1982