De la infancia, el olor del musgo en las acequias, del barro, de las moras y la extrema violencia de aprenderse. Del mar, la última nota de la última ola desplegada antes de regresar y convencernos de que no habrá sirenas. De la noche, las leves veladuras de un perfume italiano todavía de moda. De tu cuerpo, el aroma de libro de aventuras vuelto a leer; pero también de adelfas desoladas y ardiendo. Huele a vida quemada. De "Problemas de doblaje" 1982