Tan puesto tengo en vos el pensamiento que ya ni pienso en mí, ni pensar quiero; si tengo bien, por vos pasa primero; de vos viene si tengo algún tormento. Hace mi voluntad su fundamento en la vuestra, y recíbela por fuero; en mi propio querer soy el postrero, sólo lo que queréis quiero y consiento. Si alegre os veo a vos, luego me alegro; si tristeza tenéis, luego estoy triste; si os volvéis alegrar, vuelvo alegrarme. Lo negro es blanco y lo blanco es negro como queréis: luego al alma viste el efecto que vos queréis mostrarme.