Como garza real, alta en el cielo, entre halcones puesta y rodeada, que siendo de los unos remontada, de los otros seguirse deja el vuelo, viendo su muerte acá bajo en el suelo por oculta virtud manifestada, no tan presto será de él aquejada que a voces mostrará su desconsuelo, las pasadas locuras, los ardores que por otras sentí, fueron, señora, para me levantar remontadores; pero viéndoos a vos, mi matadora, el alma dio señal en sus temores de la muerte que paso a cada hora.