Vuelven los días cada vez más raudos a su casa nativa. Ya no saldrán nunca de allí. Traen su osamenta, su escoria, su doblez, su equipaje superfluo y una mancha de sangre alrededor. Viene de lugares remotos, con frecuencia improbables, de tiempos con boquetes equivocados de fugacidad. Días veloces, inconstantes, híbridos, juntos ya en el presente como un ascua. Vigencias del recuerdo: olvidos aplazados.