A Luis Mosquera, palatino del verbo.
La niña alargaba sus pies para tocar con ellos las estrellas, pero su cabecita se encogía para no tropezar con el Arco Iris. ¡Hay un momento en que la niña se ha detenido en el espacio para besar a Venus! ¿Qué mano misteriosa bambolea los columpios colgantes de los niños? Allá lejos la tarde, se está vistiendo de etiqueta, para el gran cotillón de la noche.