la nostalgia vive en el sexto piso tira un papel por la ventana y por un segundo se confunde con el vuelo migratorio de un pájaro que quiere aparearse la mierda que lanza desde su arriba cae sobre la raya en medio de un preso en libertad condicional que no recuerda cómo se iba a su casa aquí el niño que lo ve todo crea en ese momento en la parte izquierda del cerebro un comienzo de neura que asociará a la placidez veinte años más tarde la bondad vive en el tercero tiene una casa confortable pero incómoda el odio tiene siempre un perro en la puerta del cuarto pero la decoración de su casa es impecable la timidez que vive en el quinto ve por la mirilla de su puerta blindada la cabeza distorsionada de un gordo que es el mundo en el noveno vive la veneración la soltera que comparte piso con la envidia el del octavo que es el tiempo se quedó justamente encerrado en el ascensor aquel día que viniste a mi casa y yo soy ese edificio pero nunca subo al décimo la casa de la perfección que es una déspota suelo sin embargo quedarme en el primero del que nunca sé salir allí vive el hastío que nunca pagó la comunidad la memoria que vive en el segundo tiene el síndrome de diógenes todo lo que sube a su casa es digno de ser guardado cualquier tontería tiene la dignidad de un tesoro pero nunca recuerda al que se olvidó de ella ese día subiré al séptimo porque es justo allí donde habita el olvido