(Nuevo) En Judea está Belén una aldea en la colina, paisaje de tonos verdes tierra de pasto y vendimia; de piedra son los caminos de barro y piedra es la villa. En este sitio ha nacido la encarnación más Divina. II En un albergue del monte donde se guardan las cabras, María llora en silencio, es joven y está asustada, José se siente perdido los nervios ya le delatan. Una mula da su aliento sólo un buey los acompaña. Qué fría y larga es la noche... ¡Qué soledad tan amarga! Y aunque el Niño haya escogido al nacer esta cabaña, las lágrimas de su madre le están destrozando el alma. Y es un milagro de amor cuando a los ángeles llama, cuando los magos dirige con la estrella que desplaza. ¡Y es un milagro el sendero de rocas en la montaña todo lleno de pastores, lleno todo de esperanza! Vienen a ocupar el puesto vacío, que deja Ana. ¡Y mil Anas van llegando sólo para consolarla!, sus manos encallecidas acariciando, la calman. ¡Palpitan mil corazones en sus bocas al besarla! Son... Mil amores de madre que aconsejan y acompañan. Mil mujeres las que sienten un mismo afán de ayudarla, y arropar con su cariño para que no falte nada. Fuera, se cantan los himnos y se encienden las fogatas: Hay bromas de campesinos, el sonido de una flauta, ascuas de leña en el fuego, alimentos que preparan; y algún caso divertido del que sabiendo una nana quiere cantársela al niño, y no le dejan las damas. Mientras; José, más tranquilo, cuenta y repite sin pausa, que el Niño iba a nacer... ¡Y no encontraron posada!