Comprendí que era Sierra Nevada cuando vi tanta nieve en su monte, con el limpio y azul horizonte que corona la tierra en Granada. Y seguimos camino a la costa por laderas de enormes montañas, derramando en abiertas entrañas agua clara, corriente y angosta. En las curvas de "eses" cerradas, hay barrancos que había pasado donde ves las enormes bajadas del cantil, que mi boca ha secado. Los colores violeta y rosado que reviste de tonos la roca, embellece a ese monte plantado ante mí, pareciendo que invoca. Yo no sé si sabré explicarlo... Pero hubo un momento del día que cortándome el paso decía; "hasta aquí, porque puedes dañarlo" Y me siento culpable sin serlo, porque todo lo bello y sagrado en su afán de querer poseerlo es el hombre quién lo ha estropeado. Y allí estaba... En el monte más verde, como nata que se ha derramado por la tarta, y bajando se pierde hasta el mar…, donde queda parado. Me sentí como aquel que lo sueña y aun despierto no puede olvidarlo, no consigo dejar de pensarlo... Me parece irreal Salobreña.