LA MANCHA

Unos molinos de viento 
me salieron al camino. 
Tierra de hidalgo y pollino, 
donde narró aquel evento 
el escritor más divino. 

En el pueblo las campanas, 
-y en el campanario un nido-
repicando en las mañanas 
a las horas más tempranas 
doblando alegre el tañido. 

Las aspas girando al viento 
van formando remolino; 
y en su lento movimiento 
llegas al convencimiento 
de ver gigante al molino. 

Sol que traspasa el ambiente, 
tono en blanco y amarillo, 
sin nube que le haga frente 
ni aire que desaliente, 
o niebla que quite brillo. 

Con aspas y aves al viento, 
es tierra de pan y vino 
posada y alojamiento, 
para el que emprende camino 
en busca de un aposento.