He visto abandonado en una vía el viejo y oxidado antiguo tren, y cómo su vagón desvencijado -que nunca olvidaré- mostraba destrozados los asientos tan llenos de recuerdos de un ayer. Y evoca mi memoria aquellos días en que alegre viajé, cargada de paquetes y maletas atadas con cordel, buscando descansar en la cantina que olía a buen café, y hablando con vecinos de otra mesa de nada de interés. Recuerdo al vendedor de los refrescos, la gente que esperaba en el andén; recuerdo aquel bullicio con las prisas llevando un bocadillo de comer, su viejo traqueteo; y cuando avisa silbando por aquel paso a nivel. Recuerdo la emoción, las despedidas... Recuerdo los retrasos de mi tren.