Aunque el dolor existe más allá del diagnóstico y vivimos también sobre la música recién cortada, voy a especialistas. Quiero saber qué es esto que del pecho se extiende hasta el costado, que incluso en ocasiones me paraliza el brazo izquierdo. El médico investiga mi dolencia, le robo el aire a su consulta, ausculta mi corazón, aspiro, espiro, quiero decir que pare. Seguirán presentándose estos síntomas cuando yo sea tierra. Dice incluso que es muy común este dolor del hombro que da hasta las rodillas, que los hombres que lo tuvieron fueron muchos. No cabrían en el hogar que habito a todas horas. Satisfecho el doctor en su escritorio dará en caligrafías inclinadas su resultado de la revisión y escribirá su nombre. Hay otra firma para la causa de alargar mi vida. Que llamen al siguiente. Enfermo a casa me vuelvo, esclarecido. El duplicado se quedó allí, el recibo de mi fiebre, lo que han sacado en claro de lo oscuro de mis entrañas largas. Y allí queda: un folio al que hacen hueco otros papeles, día de hoy con la insania de otros días, dolor arrinconado entre otros tantos. (Demanda de Sol)Poema cedido por David Leo García para www.poetasandaluces.com