ROMANCERO DEL ALMANZORA
Era un arrogante mozo
de guitarra trovadora
alegre y madrugador
como el canto de la alondra
con blasones de hidalgo
de solera labradora
y rostro enjuto y moreno
como el trigo de Cantoria
que andaba de feria en feria
jinete en su jaca torda
por las ciudades y villas
del valle del Almanzora.

En parangón a este mozo,
era otra joven hermosa
con hogueras en los ojos
y la fresccura en su boca
que en los días domingueros
y fiestas de la Patrona,
se destacaba en los bailes
por lo gentil y graciosa
entre las mozas más lindas
del valle del Almanzora.

Y pasó lo que es corriente
entre un mzo y una moza;
que se vieron, se gustaron
que a la pasión de una copla
comenzaron las palabras
a engarzarse unas con otras
y duraban los coloquios
de las citas amorosas
en una reja con flores
hasta las más altas horas.

Al despertar del lucero
primer albor de la aurora,
trovador en su guitarra
sembrando líricas coplas
se iba el arrogante mozo,
y allí quedaba la novia
sin dar sus brazos al sueño
por esperar en las sombras
que en los hierros de su reja
vibrara la última copla.

Eran coplas de romance
de costumbres labradoras
en su rústico decir
de expresión dulce y sonora
con olor a hierba buena
geranios y malvarrosas.

Siguieron las largas citas
y las cancioneras coplas
y pasó lo que es corriente
que suceda en estas cosas
que cruzan buenas palabras
y median mejores obras;
que pasados unos meses
con el derroche y la pompa
jamás visto en los contornos
se celebraron las bodas
del trovador de romances
con la más castiza moza
nacida en las tierras fértiles
del valle del Almanzora.

Yo vi la feliz pareja
ya celebradas las bodas
ella a grupas y él en silla
jinete de su jaca torda
a galope por el río
perderse en la espesa fronda
de ese verde incomparable
del valle del Almanzora.
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Pasados ya muchos años
de esta relatada historia
en uno de los insomnios
de mis noches azarosas
que a la vez de los luceros
contaba todas sus horas,
en la vigilia del sueño
y envueltas en luz las sombras
vi al romancero dichoso
con el traje de sus bodas
poner en mis propias manos
un rollo de blancas hojas
diciéndome así: Poeta:
Toma estas sencillas coplas;
tú que saber hacer versos
dales expresión y forma;
hilvana en tu fácil rima
con narraciones graciosas
los ejemplos y enseñanzas
de sus sencillas historias
y sé por mí el "Romancero
del valle del Almanzora".