¡Germanos! Colosos y titanes de la guerra, desde los insondables arcanos de la muerte os miran con pavor, y tiemblan de su suerte, en la gran hecatombe, los pueblos de la tierra. Vencido o vencedor, vuestro atrevido reto y la invasión gigante de nuestra fuerte tropa referían los libros de la futura Europa, infundiendo a los hombres estupor y respeto. La guerra es cruel y dura, pero también es sana cuando sella su sangre largo lapso de paz. ¡Si fuera la aurora bendita de una mañana que madura a la tierra por completo la faz y que todos los hombres se llamaran hermanos! ¡ ¡Oh divina locura de los pueblos germanos! !