Detente en la explanada de la Sabika y mira a tu alrededor: La ciudad es una dama cuyo marido es el monte. Está ceñida por el cinturón en su garganta... Mira las arboledas ro¬deadas por los arroyos: son como invitados a quienes escancian las acequias... La Sabika es una corona sobre la frente de Granada, en la que querrían incrustarse los astros. Y la Alhambra (¡Dios vele por ella!) es un rubí en lo alto de esa corona.