Dejando la pobreza para entrar en la miseria... Mírame, mi vida, vestida con la muerte, alma, alma tendida sobre los despojos de un niño al sol. Debo elegir entre la muerte y muerte desolada. Cantar entre el espino y la grieta mitificada ¡qué tengo sed, hambre, frío, muero de tanta vida! Entrando ya en la miseria para morir en mudo, desgarrado grito, aniquilado en mis entrañas: que cruel es este eterno retorno de tierra seca. ¿Cuántas veces lucero frío, flotante en el agua fría del Estrecho frío aún más crucificado y más Ícaro o simplemente más hombre que huracán?. Nanas ya de carne negra y agrietada, asfixiadas en los acogedores brazos que tanto desearon. Ojos de la modernidad que mostrais la atrocidad de nuestros errores enfermos de prisa, viviendo en la alucinación futura. Árboles cortados: Quiero gritaros que la muerte es real.