Bañábase en la playa sin corazón y sin el velo de la desposada. Y tenía su cuerpo, sin corazón, por la arena salada recubierto. Tendida sobre el aire, sin corazón, comenzó a despojarse de su carne. ¿Y el corazón? Los peces lo llevaban, mar adentro, colgado de sus alas.