CORRESPONDENCIA


Fosa común de pájaros y fuentes 
eran tus ojos en la tarde ardida. 
Había un brillo cruel de luz mordida 
en tus labios sin besos y en tus dientes. 

Ayer dos corazones coincidentes, 
hoy dos bordes sangrantes de una herida, 
mañana doble sombra de guarida 
de sierpes y de lobos impacientes. 

Tú, aquí; él, por ahí: Porque no es buena 
la vida, no: No es justa y no es sagrada 
para quien muerde el fruto de la ciencia. 

Esa ciencia que nace de la pena 
de no verse mirada en su mirada, 
pedir amor y recibir paciencia.