Dicen todos: Ellos son, ellos cantan, ellos miran la aurora de las acequias, el ruiseñor que origina tristezas de amor, extrañas y suaves melancolías. ¡Cuánta flor han deshojado, cuánta mirada cautiva, cuánto encaje de hilo limpio, cuánto beso sobre el día que como un pozo de brasas se enciende y los aniquila! ...no son ellos; ya no son más que tórtola en la encina, más que el agua del venero, más que la flor de alegría, más que una vara de nardos llameante a maravilla, el torso bello y desnudo, la boca que les destila ámbares, rosas, jazmines y una palabra no dicha, palabra sola que son, amor, amor... Y la brisa los lleva, blancos y puros, los lleva a las altas cimas, los lleva a las luces ebrias, hacia las estrellas fijas…