REMATABA EN LOS CIELOS SU BELLEZA

Remataba en los cielos su belleza,   
alivio, un alto chopo, a un verde prado,   
amante de una vid y de ella amado,   
que amor halló aposento en su dureza.   
 
Soberbia, exenta, altiva su cabeza
era lengua de Céfiro enojado;   
del verde campo rey, pues coronado   
daba leyes de amor en su corteza.   
 
Le robó su corona, airado, el viento;
sintió tanto su mal, que fue tornada 
en verde oscura su esperanza verde.   
 
Yo, sin los lazos de mi Celia amada,   
¿qué mucho a mal me traiga un pensamiento,   
si un árbol me dio Amor que me lo acuerde?