¿Caíste? Sí, si valeroso osaste. Osaste, y cual osado en fin caíste; si el cuerpo entre las nubes escondiste, tu fama entre las nubes levantaste. Nombre (¡oh terrible error!), mozo, dejaste de que a estrella cruel obedeciste. Lampecie gime tal, tal Febia triste, una y otra a tu losa verde engaste. Intentaste, ¡oh gran joven!, como osado; seguiste al hado que te vio vencido; caíste, mozo más que desdichado. Y así, en mi mal gigante, te he excedido, pues sin haber tus hechos heredado, cual tú, menos tus llantos, he caído.