Conservo el tallo verde entre mis manos y ya esparcí las hojas de la flor; Las he visto alejarse, cual se aleja la primera ilusión. Eran hojas de rosas, que aún guardaban el perfume la forma y el color, y, aun siendo así, volaron con el viento, y nadie las miró. He visto en esas hojas el destino de seres sin hogar y sin amor, que saben de la noche y nada saben de los rayos del sol. Arrancados del tallo en que nacieran y arrojados al viento del dolor, nadie se para a ver en si esos seres existe un corazón.