VACILACIONES


A Mercedes De Velilla 


Cariñosa me aconsejas
que yo procure imitarte;
no sabes, al alejarte,
en qué honda lucha me dejas.
Con mis propios pensamientos,
batallo conmigo, a solas,
como batallan las olas
agitada por los vientos.
Porque existen en mi alma
dos tendencias, de tal suerte,
que sólo dando a una la muerte
será de la otra la palma.

De seguir en pos de ti
una es deseo anhelante;
otra, una duda constante;
que duda siempre, de mi.
Cuando tu labio indulgente
alimenta mi esperanza,
mi deseo dice: “avanza”,
dicen mis dudas:”detente”.
Tanto de mi desconfío
que hay veces que, si pudiera,
las palabras recogiera
que pronunció labio mío.
Y me canso de lidiar
con las sombras de mi mente:
para pensar soy valiente,
cobarde al ejecutar.

¿Por qué da mi mente asilo
a ese fantasma risueño?
Si no soy…¿Por qué sueño?
Si algo soy…¿Por qué vacilo?
Un mundo de pensamientos
en mi cerebro luchando;
millares de ideas, buscando
nunca encontrados acentos;
Pensamientos de grandeza
que en estrecha cárcel vagan,
y que oscilan y se apagan
sin salir de una cabeza:
Un profundo desaliento,
anhelar mucho, ser nada;
he aquí mi historia ignorada,
esto soy yo, y esto siento.